Las soleras de hormigón o formación de pendientes son estructurales destinados a proporcionar un firme horizontal en determinadas zonas de las edificaciones, ya sea como acabado definitivo o como base para recibir otro tipo de pavimentos.
Las juntas de aislamiento separan la solera de elementos fijos de la edificación, como muros, pilares, arquetas, pozos de registro, etc., evitando las tensiones que se originan al restringirse el movimiento. Tendrán un espesor entre 10 y 20 mm y estarán formadas por un material compresible, como el poliestireno expandido. En los encuentros con soportes se envolverá la base del pilar con material compresible de, al menos, 25 mm de espesor en el caso de soleras sin acabado. Cuando se incorpora el pavimento a la solera o éste se efectúa como una segunda lámina, se dejará sin hormigonar un rombo, cuadrado o círculo alrededor del soporte, disponiendo el material compresible de la junta para, posteriormente, completar el hormigonado alrededor del pilar. Las juntas de construcción dividen el pavimento en losas ejecutadas en momentos diferentes. Se construirán con caras planas o bien con algún tipo de machihembrado.