La lámina impermeabilizante es la parte más delicada de la cubierta, pues las grandes diferencias de temperatura a las que está sometida provocan dilataciones y contracciones, las heladas pueden convertir en quebradizas las láminas y provocar en ellas fisuras que darían lugar a filtraciones, humedades, y diversas patologías edificatorias. En las cubiertas planas tradicionales, la impermeabilización se coloca encima del aislante térmico, pues los aislantes tradicionales no resistían bien la intemperie, especialmente el agua de lluvia, lo que llevaba a que fuera la lámina impermeabilizante la que soportase las agresiones.
Además, la cubierta tradicional, al estar sometida a cambios importantes de temperatura (mucho más que cualquier otro cerramiento del edificio, pues soporta el sol y las heladas más directamente) debía tener juntas de dilatación cada pocos metros, juntas que podían ser otro punto de entrada de agua.
Frente a esta cubierta tradicional, las cubiertas invertidas presentan las siguientes ventajas:
- Disminución de dilataciones en la lámina impermeabilizante.
- Protección de la lámina impermeabilizante frente a agresiones mecánicas.
- Protección de la lámina impermeabilizante frente a la degradación debida a los rayos ultravioleta.
- Eliminación de condensaciones en el aislante (al no estar colocada la lámina impermeabilizante, que es una barrera de vapor, en la cara fría del elemento constructivo).
- Mayor separación entre las juntas de dilatación, que además quedan mejor protegidas de la incidencia de la lluvia o la nieve directas.
- Mantenimiento más cómodo.